Viajé y fluí.

 

Viajé y fluí. Meditemos un minuto. Cierra los ojos, siente este instante en cada poro de tu cuerpo, saborea estas palabras como si fueran tuyas, acaricia tu piel con las palmas de tus manos, sé consciente de la forma como tus pies tocan el suelo y como te alimentas de la energía de aquel espacio en el que te encuentras y de quienes te rodean. Aleja por un momento tus preocupaciones, diles que mas tarde volverás a ellas. Y simplemente vive.

Quisiera reconocer la importancia de apreciar el presente, ya que esporádicamente nos sentamos a disfrutar cada momento que pasa, debido a que constantemente nos preocupamos por el futuro, por situaciones inciertas, por razones laborales, personales, etc.. o hacemos recorridos por el carril del pasado con arrepentimientos de lo que no hicimos o de cómo lo hicimos. Pero casi nunca cerramos los ojos, liberamos nuestro espíritu y mente de pensamientos distantes y vivimos, estamos ahí, felices y agradecidos.

Hace muy poco tiempo, alguien quien admiro mucho, me compartió estas palabras en un momento de mi vida donde reinaba la ansiedad, frustración y miedos por los días siguientes. Gracias a sus palabras, caí en la cuenta que llevo mucho tiempo en estado de ansiedad y recordé lo que viajar me brindó. Un sentimiento, en donde por primera vez me sentí plena, en paz, tranquila y feliz conmigo misma.

Viajar me regaló este sentimiento, una plenitud y agradecimiento con el simple hecho de estar viva y tener el privilegio y la gran oportunidad de atravesar el mundo. Viajando me di cuenta lo cómodo que es la rutina, tanto, que se torna peligroso. Compartí momentos inolvidables con amigos, recién conocidos y conmigo misma. Me regalé espacios para reconsiderar mi vida y como la quería seguir viviendo, pero lo más importante; abrió puertas y nuevas perspectivas. Aprendí que lo que considero correcto puede que jamás lo sea en otras culturas y viceversa, y que el mundo es muy grande para quedarse quieto.

Viaja. Donde sea pero viaja. Cambia tu rutina una vez al año, visita la ciudad vecina, el pueblo mas cercano, atraviesa tu continente o cruza océanos, donde sea, pero viaja. Es la mejor medicina, viaja y documenta todo. Te libera el alma.

T.

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