¿Quién es Sebatravel?

Viajero

Sebastian Eljach - Sebatravel

Mi más sincera confesión de como me convertí en un viajero

Mi nombre es Sebastián Eljach y rara vez pasa un día sin que alguien me pregunte cómo diablos puedo viajar y ganarme la vida constantemente. Honestamente, antes de entrar en el escurridizo mundo de los blogs de viajes, me gustaría hacer la misma pregunta (alzar las cejas y todo). Al crecer, la idea de ganar dinero con los viajes se sentía como un sueño inalcanzable. Sin embargo, por algún milagro, hoy estoy aquí, a la edad de 26 años, recorriendo el mundo, llamándome travel-bloguer, fotógrafo de viajes y free lancer.

Sólo para advertirlos con antelación, no estoy escribiendo este artículo para proporcionarles una guía paso a paso sobre como ganar dinero y al mismo tiempo poder viajar por el mundo. Estoy seguro de que encontrarás suficientes artículos por ahí que hagan eso. Para mí, llegar al punto de ganar dinero viajando no ha sido fácil, y ciertamente no es algo que sucedió de la noche a la mañana. Hay mucho más en la historia que fotos de Instagram perfectas y un estilo de vida idílico para viajar. Así que, en cambio, aquí está la larga y cruda verdad sin censura de cómo llegué a donde estoy hoy. No solo como blogger de viajes, sino como persona.

Me gradué de la Universidad en 2013, sin saber exactamente qué quería hacer con mi vida. Desde la edad de quince años, me había obsesionado con los viajes, fue en el mundial de futbol de Sudáfrica 2010 que le rogué a mi mamá que no quería entrar a la Universidad aún, que yo quería ir al mundial. Y ella solo me dijo “Para viajar tienes que tener mucho dinero y tu no lo tienes. Para que lo tengas tienes que ir a la Universidad y conseguir ese dinero” y, en el fondo, sabía que tenia razón, pero desde pequeño fui un poco terco y no aceptaba un “NO” como respuesta así de fácil.

Sin embargo, después de graduarme de la universidad, sentí la inminente presión para no ir a trabajar a New York o seguir mi estudios en Europa como mi familia y contexto social esperaba que lo hiciera. Pasé días hojeando los catálogos universitarios sin rumbo fijo y sintiéndome en blanco sobre mi futuro. Recibí las calificaciones desde el colegio para dedicarme a lo que quisiera, pero ninguna elección sensata de estudio me entusiasmó en lo más mínimo.

Después de todo el tiempo que pasé buscando, el único master que me llamó la atención fue uno en Marketing en una prestigiosa escuela de negocios Europea. Esto parecía un compromiso sólido: “agradaría a mi madre y mi contexto social, mientras estudiaba algo que disfrutaba”.

Era entonces comienzos del año 2014 y la copa del mundo de Brasil se aproximaba, esta vez tenia dinero, pero no el tiempo, porque tenía que viajar a Europa para continuar mis estudios y ahí fue que el bichito de viajar me pico y no he parado desde entonces.

Al final nunca viaje para seguir mis estudios, un problema que hubo en mi familia y en el cual no recibí el apoyo que esperaba por parte de ellos fue la luz verde para salir de mi zona de confort. Había pasado casi 20 años de mi vida enfocados en darles gusto y hacer que se sintieran orgullosos de mí, especialmente mi madre. Fue ahí cuando comencé a cuestionarme si yo estaba viviendo una vida que disfrutaba o simplemente la vivía por y para los otros.

Era una decisión tomada, iba a comenzar a viajar y dedicarme a mí y no a ellos. La copa del mundo estaba muy cerca pero yo no tenia reservaciones , ni tiquetes y todos los amigos con quien hablaba me decían lo mismo: “Es muy costoso ir a un mundial”, “Estas loco ” , “ Tengo que trabajar” , “Tengo que estudiar”. En fin todos me respondían algo negativo y ninguno me decía: “ De una, claro que sí, vámonos”.

Estaba absolutamente desesperado por hacer mi primer viaje y no me importaba para ese entonces que fuera en solitario. Depender de mí, vivir para mí y no para el que dirán los otros. Fue así como nunca pagué mi master y el dinero que tenía ahorrado iba a ser el colchón que me ayudara a viajar solo. En un principio pensé que era suficiente, pero fue después que me di cuenta que con ese dinero de pronto me aseguraba el tiquete, las boletas para los partidos y con suerte unos 10 días de hospedaje en Brasil, todo era carísimo, pero me reusaba que el “muy costoso” de mis amigos y familiares fuera un impedimento.

Si bien no podía gastarme todos mis ahorros en ese viaje, tenía que encontrar una manera de viajar y que fuera mas económico, lo mas costoso era el hospedaje y que como no conocía a nadie, no tenia donde quedarme y gran parte de la capacidad hotelera ya estaba reservada con antelación.

Fue así como me puse a buscar un trabajo en Brasil que me permitiera estar en el país y ganar dinero. Investigando, una amiga me había dicho que se había ido de intercambio a un país muy lejos, Eslovenia o Eslovaquia no me acuerdo bien. Pero a ella le pagaban las comidas y el hospedaje que era lo mas costoso y solo había tenido que comprar los tiquetes. La organización con que se había ido se llama AIESEC.

      En poco menos de un mes por medio de AIESEC (mas adelante les hablo más de esta organización en otro post), había conseguido un trabajo por 3 meses en Recife Brasil, no era Río de Janeiro como tenia pensado , pero era Brasil y esta ciudad iba a ser sede de algunos juegos del mundial. Asistente de Marketing en una fundación , me daban 3 comidas y el hospedaje, más que suficiente. Lo único malo era que me tenia que ir 3 meses antes del mundial a finales del mes de marzo o perdía la oportunidad, en fin lo pensé mucho, estudié la ciudad, que era lo que iba a hacer y me fui. La idea era quedarme esos tres mes antes del mundial, aprender el idioma y destacarme en el trabajo para que me dejaran un tiempo más.

 Fue así como me fui y me encamine a mi primer viaje. Me enamoré del serpentear por las calles de ciudades desconocidas, descubriendo los secretos de una nueva cultura y abriéndome a nuevas experiencias. Sentí que estaba viendo el mundo a través de nuevos ojos. Era oficial, estaba completamente adicto a viajar. Fue todo muy rápido, de no entender nada en portugués pase a hablarlo un poco, conseguí nuevos amigos y hasta tuve un amorío.  

Después de poner fotos de mi viaje a Brasil en las redes sociales, NUNCA esperé que la gente me comenzara a preguntar por redes y ¿Que tal Brasil?, ¿Cómo esta el ambiente para el mundial?, ¿Es muy costoso?, y cuanta pregunta te puedas imaginar. Ya no solo mis amigos y conocidos comentaban mis fotos, si no gente que en la vida pensé que pudiera llegarme a hablar. Hasta TOTTO una marca de mochilas en Colombia me habló pidiéndome autorización para publicar mis fotos en su timeline de Facebook e Instagram, y ahí fue donde todo empezó a cambiar. Nunca pensé que mis fotos fueran a aparecer en las redes sociales de esa marca, ya que era muy reconocida en Colombia y gran parte de Latinoamérica y a mi me conocía mi familia y amigos.

Mi intercambio terminó y el mundial empezó . Era hora de empezar a conocer Brasil y tenia boletas para varios partidos en diferentes ciudades. Fue impresionante, vi jugar a Cristiano Ronaldo y Leonel Messi de cerca. Tuve la oportunidad de estar en un partido histórico en el futbol como fue el 5 – 1 entre Holanda y España donde Roben Van Persie anotó uno de los mejores goles en la historia del fútbol. Cabezazo en palomita superando a Iker Casillas portero de España y uno de los mejores del mundo. Y lo mejor, yo estaba en la tribuna solo a unos cuantos metros atrás de ellos. Sueño cumplido.

En los estadios en la gran mayoría había internet (WI-FI), y podía compartir esto con mis amigos y en redes, en vivo y fue así como en ese mundial solo en Instagram llegue a casi 2 mil seguidores; preguntándome acerca de como hacía para estar en cada partido siendo tan niño porque ajá tenía 21 años en ese entonces, pero siempre he aparentado ser menor.

El mundial acabó. Sin embargo, viajar había cambiado algo dentro de mí. Antes de viajar, nunca hubiera soñado con dejar el lugar y los amigos con los que había crecido. Ya no ansiaba la consistencia; en cambio, anhelaba nuevas aventuras y experiencias. Por lo tanto, después de mucha deliberación, llegué a la decisión de que no regresaría a Colombia ni a Estados Unidos y menos me iba para Europa a estudiar. Fue así como decidí continuar mi viaje hacia Argentina.      Esta segunda parte es cuando llegó la hora de que el viaje me situara en la realidad, como dicen en Colombia: “no dar papaya nunca” , pero también me iba a demostrar que de alguna forma siempre vas a encontrar un ángel que te tienda una mano, en el difícil de seguir lo que te apasiona. En el mundial como dije antes había tenido la oportunidad de ver jugar a Messi, uno de los mejores de la historia del fútbol y por ende como éste es argentino, viendo sus partidos había hecho muy buenas amistades con varios personas de éste país o al menos yo creía eso. Por esto, decidí seguir mi viaje, pasar por la cataratas de Iguazú y posteriormente viajar Buenos Aires, pero lastimosamente ahí recibí el primer golpe del viaje que iba perfecto; fui estafado por un argentino que había conocido en el mundial y me había robado mil dólares, y mi billetera. Él lo hizo ver como si hubiera sido un robo de un tercero, pero después confirmé que había sido él . Yo siempre tuve la duda acerca de su culpabilidad, pero como me estaba dando hospedaje y se comportaba muy bien conmigo, bueno era como difícil dudar de él.  

Hasta que un día me dijo: “No te puedo ayudar más, vete sigue tu viaje o regresa” y literal me tiró a la calle; cuando aún necesitaba tiempo para recuperar mis tarjetas de crédito y dinero, en fin. Sin importarle mucho me dijo: “ Tenés que desocupar sha”. Fue ahí cuando me acordé de otro argentino llamado Federico que había conocido en Salvador de Bahía en un hostal y había ido a un partido con él . Lo llamé, el habló con su madre y me recibió como un miembro más de su familia. Creo que fue casi 20 días los que tuve que esperar para que mis tarjetas llegaran y poder tener al menos con que pagar mi comida, porque en ese momento ya no me quedaba nada y Federico y su madre me estaban dando todo. Me sentía mal, pero no tenia opción.  Esos días no fueron fáciles, pero seguía con esas ganas de continuar viajando e ir hasta la Patagonia en Argentina . Siempre había soñado con ir allá. Ese sueño lo pude cumplir gracias a ese Argentino con el que aún sigo en contacto y lo considero como un hermano. Y a su madre que cocinaba delicioso. Si no los hubiera encontrado a ellos no habría podido esperar mis tarjetas y creo simplemente ir a la embajada y pedir que me devolvieran para Colombia o EEUU . Ya en la Patagonia, simplemente me enamoré del paisaje, con sus montañas nevadas, los glaciares y cada uno de los lugares que pisaba. Recuerdo que un día salí del hostal y subí y subí, me perdí, pero seguí subiendo y la vista de Ushuaia a lo lejos era hermosa, no se escuchaba nada. Era solo yo en el último lugar de tierra que puedes pisar en Sur América. Allí en el pico de esa montaña fue donde comencé a ver lo significativo que podía ser viajar. Ya llevaba una semana en Ushuaia, y estaba tan enamorado del lugar que planeaba quedarme por un mes, para después emprender viaje a la Antártida, ya que solo quedaba a unas cuantas horas de navegación.

Y quería ofrecerme para trabajar en un barco de investigación científica o en la preservación de los glaciares o algo que me ayudara a llegar, porque a la Antártida solo pueden llegar los grupos de investigación o ejercito, de resto nadie más puede entrar y hasta había conseguido trabajo en el hostal donde me estaba quedando para no tener que pagar hospedaje, mientras entraba el verano y se pudiera volver a navegar de nuevo; pero todo cambió cuando una llamada de mi madre, donde me comunico que mi abuela estaba enferma en Colombia y sin dudarlo, separé el primer tiquete disponible, me fui para Buenos Aires y posteriormente Colombia.  Esperaba volver a casa con un claro objetivo, cuidar a mi abuela, curarla y establecer una dirección clara para el futuro. Sin embargo, de esto último sucedió todo lo contrario. Mi abuela mejoro en unas cuantas semanas, pero la realidad de volver a la vida cotidiana me hizo caer, y no tenía ni idea de qué hacer a continuación.

Después de casi un año de viaje, comencé a sentir la presión social para establecerme y «encarrilar mi vida». A principios de 2015, tomé la decisión de mudarme a Medellín, volver a estudiar en la Universidad e intentar vivir una vida normal y estable.  En ese momento, estaba en una relación a larga distancia con un chica de Perú que había conocido en Colombia mientras hacia su intercambio, y yo cuidaba a mi abuela; así que esto inevitablemente tuvo una gran influencia en las decisiones que estaba tomando. Realmente me convencí de que sería feliz si tuviera una vida estable. Por mucho que sabía en el fondo que quería hacer una carrera de tiempo completo en viajes, videos y fotografía, la idea todavía no parecía estar en línea con la realidad, tanto como yo quería.  

Después de un tiempo viviendo en Colombia, acababa de comenzar a estudiar de nuevo y, de repente, mi carga de trabajo era enorme. En ese tiempo entre en una crisis, entre el estudio, mi trabajo y mis relaciones personales con amigos y gente cercana. Terminé la relación con la chica de Perú e intente salir con alguien en Medellín, pero todo fue un desastre, no era el mejor tiempo para mí y fue así como decidí irme para Europa a Milán a hacer otro intercambio por medio de la misma organización AIESEC. En Brasil había pasado mis mejores momentos y ahora que estaba en los peores el viajar era la mejor solución.     Esto a mi madre no le gustaba para nada y argumentando que si yo seguía viajando constantemente no iba a poder estar con mi abuela, mi mamá se la había llevado de la casa y había quedado solo en un apartamento con un cachorro Golden Retriever (llamado PEPE), que le había comprado a mi abuela para que tuviera compañía mientras yo trabajaba y estudiaba. Ese perro fue mi apoyo en el momento más difícil; no me explicaba como todo estaba tan mal. 

Era una realidad estaba solo en Medellín la ciudad que me vio nacer, había terminado con mi novia, tenia pésima relación con mi madre y la mujer que me había cuidado desde pequeño me la habían quitado llevándosela para Estados Unidos, con la intención de que yo viajara también a New York y poder estar a cargo de los negocios de mi madre, como ella siempre lo había deseado. A pesar de tener todo listo para irme para Europa, no podía dejar a Pepe solo, e intenté llevármelo, pero son tantos los requisitos para viajar a Europa con un perro desde Norte América o Sur América que fue imposible. Con ayuda de una amiga logré conseguir una guardería canina en Colombia para dejar a Pepe mientras yo viajaba y así fue. Ya estando en Europa, tenía la oportunidad de subir más fotos de viajes y nuevos lugares en mi Instagram y fue ahí donde la cuenta comenzó a crecer un poco más, durante mi intercambio logré viajar por toda Italia y Francia, pero necesitaba sanarme a mi mismo. Inmediatamente terminé mi intercambio, me fui para Francia, con el objetivo de hacer el camino a Santiago. Había escuchado de este peregrinaje con anterioridad, el cual muchos viajeros lo hacían para encontrarse con ellos mismos y el camino los ayudaba. Ésta experiencia sí que cambio mi vida; recuerdo cuando llegué a Saint Jean de Pie de Port que era el pueblo en Francia donde comenzaba el camino y hasta llegar a Santiago era un total de 790 km; era una locura, pero ya estaba un poco loco en realidad y lo quería intentar.  Ya en medio del camino encontré gente Maravillosa.

Corie una americana con 17 años haciendo el camino sola. Laura una mamá que me recordaba mucho a mi madre. Kin un koreano que parecía como si no sintiera el dolor o el cansancio de las horas caminadas con nieve, lluvia o sol. Y Jorge un español que había sufrido dos infartos y tenía un marcapasos y aún así seguía escalando, caminando y sintiéndose vivo.   De todos ellos aprendí demasiado el camino me los había puesto en mi destino, para demostrarme que nunca importa la edad para comenzar. Ni Corie era muy joven, ni Jorge era muy viejo. No importaba que tan lejos estuvieras de tu familia, la conexión de Laura con sus hijos siempre la envidie de cierta forma, pero la admiraba mucho. De Kin aprendí que nunca es mucha distancia o muchos los kilómetros; todo esta en la concentración y determinación que se tenga y él sí que la tenía. Y Jorge, bueno, que nunca se esta demasiado viejo o demasiado enfermo para sentir que estas vivo de verdad. 

Me sentí tan vivo de nuevo, pero era el momento de decidir que iba a hacer de ahí en adelante, si irme para Tailandia o regresar a EEUU para estar con mi madre y abuela, bueno opte por lo Segundo.

Lejos de monetizar mis redes sociales, me entusiasmaba lo que mis viajes e Instagram se estaban convirtiendo. Pues la cantidad de correos electrónicos y seguidores en Instagram habían aumentado significativamente y pensaba que era momento empezar a dedicarle más tiempo a mis redes sociales para intentar vivir de ello mientras viajaba.

Durante ese tiempo me había olvidado un poco de alguien: mi perro, Pepe, el que prácticamente estuvo ahí en mis momentos más difíciles. Fue entonces que después de regresar a EE.UU. hablar con mi mamá y visitar a mi abuela decidí regresar a Colombia, porque definitivamente la relación con mi madre ya no era la mejor, y bueno me fui para Colombia con el objetivo de visitar a Pepe y ver como estaba, pero ya no tenía dinero para seguir pagando sus gastos en la guardería y tampoco para seguir viajando, y definitivamente quería empezar a pagarme todo yo, con mis propios recursos y no con los de mi familia.

Fue así como en Colombia conseguí un trabajo de profesor de desarrollo web e ingles, pero en Colombia no es que los salarios sean muy altos y con los 500 usd que me ganaba al mes, solo me alcanzaba para pagar la guardería de mi perro, mi comida y gastos en generales.

Mientras daba las clases, cada momento libre que tenía aprovechaba para dedicarme al desarrollo de mercados digitales que me permitieran vender por internet y tener ingresos pasivos, que me regresaran mi libertad financiera y me ayudara a cumplir el sueño de regresar a un mundial de fùtbol, esta vez en Rusia.

En cuestión de meses ya había creado dos mercados digitales uno de venta de bicicletas online y otro de comida para perro. Viendo que en Colombia la gente es muy aficionada a este deporte el ciclismo y fuera de eso dan la vida por los animales.

Un consejo viajeros, vean un mercado, una necesidad local y la cubren, no tienen que esperar mucho para ver resultados. Habían pasado 6 meses y mi renuncia al colegio era inminente uno de mis mejores amigo de New York iba para Perú y quería viajar con él, pero alguien me hizo cambiar opinión.

No viajé a Perú y me quedé en el colegio 6 meses más. El peligro siempre me llama señores, le da sentido a mi vida y esos últimos meses en Colombia registraron otro cambio en mi vida. No voy a profundizar mucho en esto porqué no viene al caso, pero fue tan fuerte que por primera vez prefería estar con alguien que estar viajando.

Se terminó el año y mi tiempo en el colegio había finalizado. Mi próximo viaje era inminente a Los Ángeles y el Viejo Oeste, pero esta vez había algo diferente, que la gran mayoría del viaje marcas a nivel internacional me iban apoyar, y fuera de esto era la gran prueba de fuego para los mercados digitales que había creado. Laura mi amiga del camino a Santiago ella había trabajado para los Hoteles Hilton en California y gracias a ella tenía el 50% de descuento en cualquier hotel Hilton por medio de una membresía team member que ella me había proporcionado. Esto también me permitió contactar a Alamo-car que fue la empresa que me ayudo con el coche para poder irme de road trip por todo el oeste desde Los Ángeles hasta San Francisco, regresando por Utah, cruzando por las Vegas y llegando hasta la frontera con México para finalmente regresar a Los Ángeles atravesando San Diego; ese Road trip fue maravilloso.

Después de esto venia el gran reto. El mundial de Rusia, los mercados digitales tenían que seguir funcionando, y de tal forma que me alcanzara para vivir en pleno mundial en Rusia y fuera de eso atravesar medio mundo para cumplir el sueño de vivir mi segundo mundial.

Me levantaba a las 8 am y me acostaba a las 12, trabajaba desde cualquier lugar con internet y luz. todo el tiempo era en pro de mejorar las ventas y de ahorrar el dinero con tal de cumplir el sueno. Había regresado a Colombia para que también los costos de vida me salieran mas económicos. Sabia que lo podía lograr y era la prueba de fuego para por fin poder viajar sin depender de mi familia o de un trabajo estable. El sueño estaba cerca.

Los mercados digitales funcionaban a la perfección y las ventas todas las administraba desde el celular, mis redes sociales las mantenía actualizadas en lo que podía y trababa de fomentar el turismo en Colombia, yendo a lugares cercanos que son inmensamente hermosos. Como un pueblo llamado Jardín que le hace honor a su nombre con sus casas coloridas y jardines llenos de flores. El peñol y la represa de Guatape un lugar mágico que de todos los lugares que conocía hasta entonces era el que me parecía ideal para establecer un hogar, eso si ya cuando haya terminado de visitar los 198 países del mundo.

Finalmente logre ir a Rusia, al mundial . Apoyar a mi país, jugar futbol en la plaza roja con niños rusos, ser testigo de la gastronomía rusa y de la belleza de sus mujeres. Y lo mejor de todo sin nadie que pusiera un horario, me exigiera volver o simplemente no hacer lo que yo quería. Fui ahí cuando supe que todo había valido la pena. La libertad nunca es dada; se gana (A. Philip Randolph)